Introducción
Posiblemente hayas pensado que tu gusto por el chocolate, el helado y todas esas comidas dulces que son tan ricas podrían ser una adicción. Seguro buscaste en Google alguna referencia al respecto para sentir tranquilidad, y no encontraste nada positivo. ¡Después viste una publicación en Instagram de un “influencer” que te advirtió sobre los riesgos de consumir azúcar e incluso afirma es peor que la adicción a las drogas!
En ese momento seguramente pensaste en lo injusta que es la vida, tener que dejar todos esos alimentos que tanto te gustan porque hacen mal a tu salud y no contribuyen a la calidad de vida que quieres para ti. Afortunadamente tengo buenas noticias, no eres adicto al azúcar y en el siguiente articulo te explicare las razones.
¿Somos realmente adictos?
Imaginemos que esta hipótesis fuese cierta: Veríamos a las personas consumiendo azúcar en las esquinas, o saqueando los supermercados para conseguir bolsas de azúcar pura. Esto no es lo que sucede en la realidad. Nos gustan los dulces y eso es normal porque cuando consumimos algo delicioso nuestro cerebro recibe una señal de recompensa que afirma tu preferencia por este tipo de alimentos. No es lo mismo que la señal que recibe tu cerebro cuando consumes una droga.
Evidencia científica en roedores
Seguramente mencionaron algún trabajo de investigación en el que “se demuestra la adicción al consumo de azúcar”. Desafortunadamente esta es una forma muy errónea de interpretar la evidencia.
En un trabajo de investigación con roedores se demostró que el consumo de azúcar puede liberar niveles de dopamina en el cerebro de una forma similar a la cocaína. Esto no puede concluirse como una prueba de adicción al consumo de azúcar. Incluso el mismo autor tiene un trabajo similar titulado “Evidence for sugar addiction: Behavioral and neurochemical effects of intermittent, excessive sugar intake”, sin embargo, las características que pueden generar una condición de adicción en roedores no aplican para los seres humanos.
Condiciones para que exista adicción
Los comportamientos de adicción, como un atracón o antojo de azúcar, solo sucede cuando se les da acceso intermitente a roedores al consumo de azúcar. Si se les priva durante 12 horas de azúcar y luego se les permite consumir por otras 12 horas, bajo estas condiciones y si se utilizan roedores que han sido seleccionados porque tienen una preferencia al azúcar, puede producir un comportamiento similar al de las adicciones.
Pero cuando se les da acceso libre al azúcar (ad libitum), pudiendo consumir cualquier cantidad, no se generan patrones de comportamiento similares a las adicciones. En el caso puntual de los seres humanos, tenemos acceso libre al consumo de azúcar prácticamente a toda hora. Y en el caso de que no tengas azúcar disponible, puedes ir a comprar al negocio más cercano.
El punto es claro, no tenemos privación ni acceso intermitente al consumo de azúcar.
¿Comerías algo si te hiciera vomitar?
Otra distinción importante es que cuando se les da a los roedores acceso libre durante un tiempo prolongado y se les agrega algún componente que les haga generar nauseas o los induzca a vomitar, dejan de consumir de forma inmediata. No sucede lo mismo en el caso de la cocaína o la heroína, considerando que los animales adictos persiguen el consumo de droga sin importar las consecuencias negativas.
Te imaginas que, si te dan un chocolate que contiene alguna sustancia que te genera vómitos, dejaras de consumir de forma inmediata. No eres adicto al chocolate.
Diferencia entre antojo y adicción
Otra gran distinción entre el azúcar y las drogas son los antojos. Son muy diferentes en términos de intensidad, frecuencia y duración. Los antojos por comida tienen un periodo de vida muy corto comparado con los antojos de drogas, los antojos por comidas pueden disminuir con el ayuno, pero en las drogas es lo contrario, pueden incluso incrementarse en el tiempo a pesar de la abstinencia prolongada.
Los antojos de comida no son un reflejo de adicción a un alimento en particular. Están más bien relacionados a una actitud particular frente a un alimento específico. Por ejemplo, el chocolate, puede ser considerado para muchos como un alimento que causa adicción. Para algunas personas el chocolate sabe muy bien y les gusta mucho. Sin embargo, de forma intuitiva pensamos que el chocolate debe consumirse de forma moderada. Cuando tratas de restringir tu ingesta de chocolate, se magnifica su importancia y quieres consumir aún más. Esto se experimenta con ansiedad y mucha gente lo relaciona con una adicción, pero no esto no es una adicción.
Evidencia desde 1940
En 1940 se publico un trabajo de investigación demostrando que el azúcar no es adictiva. Los científicos intentaron ver como impactaba la concentración de azúcar en el agua en el consumo de roedores. Ellos encontraron que los roedores tomaban más agua a medida que la concentración de azúcar se incrementaba, pero hasta cierto punto. Una vez que la concentración era muy alta, ellos tomaban menos. De hecho, a concentraciones muy altas de azúcar, bebían menos que agua pura. Esto no podría ser posible si el azúcar fuera adictiva. Continuarían consumiendo más a medida que la concentración fuera más alta.
Entonces te preguntaras: ¿cuál es la confusión entre el consumo de azúcar y las adicciones?
Es simplemente un tema de palatabilidad. El azúcar hace que el agua sea más rica al agregarle sabor dulce. Sin embargo, si la concentración empieza a ser muy alta, ya no será agradable y dejará de gustarte, por ende, consumirás menos. Eso no es lo que sucede con las sustancias adictivas.
El azúcar no es adictiva, pero puede hacer que nuestras comidas sean realmente sabrosas, lo que nos seduce a consumir más. La palatabilidad (no el contenido de azúcar) es un predictor de cuanta comida comerán las personas.
La verdad es que, las comidas que tienen buena palatabilidad y que nos generar señales de recompensa en el cerebro, pueden alterar las señales del apetito haciéndonos consumir más de lo que quisiéramos. Estas comidas pueden tener cualidades parecidas a las de las adicciones, pueden ser muy tentadoras y fáciles de consumir, pero no son realmente adictivas. El azúcar es un componente de las comidas que incrementa considerablemente la palatabilidad y la señal de recompensa, lo que incrementa las posibilidades de consumir más los alimentos que la contienen. Pero esto no significa que sea una adicción.